Álvaro Acevedo
Tarazona, 1968. Historia de un acontecimiento.
Utopía y revolución en la universidad colombiana, Bucaramanga, UIS, 2017.
Llega un libro
muy a propósito de una conmemoración importante. El historiador Álvaro Acevedo Tarazona
(Universidad Industrial de Santander) ha escrito un libro-mamotreto que
contiene una investigación enjundiosa sobre el impacto del Mayo de 1968 francés
en la cultura juvenil y el movimiento estudiantil universitario colombiano. Son
más de 600 páginas de una investigación rigurosa que nos obliga a pensar en
varias categorías que aquel acontecimiento puso a discutir con más fuerza. El
libro del profesor Acevedo y la conmemoración misma llegan en un momento
oportuno. Estamos ante uno de los momentos de mayor devaluación del sentido de
las generaciones jóvenes. El modelo neoliberal en América latina ha contribuido
de modo pérfido en el decaimiento de la juventud como categoría social y
política. Los gobernantes han olvidado a la población juvenil de sus proyectos
políticos, todo lo contrario del impulso que había dado aquel suceso en Francia
y sus repercusiones en la vida intelectual latinoamericana en el decenio de
1970.
El libro se
interroga y responde acerca de cuál puede ser el significado histórico de los sucesos
de 1968. Para el autor, es un hito que le pone sello a un proceso de larga
duración “en las estructuras culturales”. Puede entenderse como el aldabonazo
que anunció una crisis de confianza del sistema capitalista y de las apuestas
socialistas. Es el momento de “crisis del sueño de modernidad”. En suma, se
trata de un signo de ruptura en lo que había sido el ascenso de la vida
confortable del capitalismo luego de la segunda guerra mundial. Todo lo que
parecía firme hasta entonces se desvaneció ante un estallido de rebeliones
juveniles que pusieron en tela de juicio las relaciones de sus hijos con sus
padres, de los discípulos con sus maestros, de los jóvenes con las
instituciones de gobierno. Fue el estallido de un desencanto.
Ahora bien, lo
que más puede interesa del libro de Acevedo Tarazona no es tanto la
caracterización de aquel hecho, si no más bien el examen de sus consecuencias
en la vida pública latinoamericana. Por eso, luego de un par de capítulos
genéricos que sirven para situar el hecho, vienen tres capítulos que, a mi modo
de ver, son la médula de esta obra generosa. En ellos se detiene en lo que
fueron los cambios y convulsiones que sufrió, principalmente, el sistema
universitario colombiano porque allí fue donde circularon y se expandieron los
discursos asociados con aquella rebeldía juvenil planetaria. Las universidades
públicas fueron los espacios en que una clase media, quizás titubeante, intentó
encontrar algún tipo de identidad y definición para discutir con el esquema bipartidista
tradicional. Es allí donde las izquierdas colombianas adquirieron sus
peculiares fisonomías. En este punto, el libro enjundioso de Acevedo es una
contribución en la comprensión de lo que ha sido, en la historia cultural y
política colombiana reciente, el fenómeno del izquierdismo.
Y decimos que
el libro llega en buen momento porque va a ayudarnos a entender porque, luego
de que la juventud tomó la palabra, especialmente en el mundo occidental, ha
terminado en una categoría social despreciada. Hoy estamos lejos,
culturalmente, de los ruidos urbanos que provocó el movimiento de Mayo de 1968;
los jóvenes colombianos ya no son los potenciales portadores de utopías, el
sistema de universidades públicas está debilitado por la desfinanciación
creciente. Lo que era una revolución en inmediata perspectiva es hoy una
palabreja devaluada. Estamos lejos de la utopía revolucionaria de aquellos años
intensos, y no hablo solamente de la distancia temporal, la distancia es
afectiva. Es cierto que aquellos años rebeldes abrieron las puertas de la
diversidad, un hallazgo vital en la vida pública de los últimos tiempos; pero
también es cierto que ha habido un persistente descuido en políticas de
juventud. Para América latina, 1968 no fue solamente la ilusión del Mayo del 68
francés, también fue la matanza de Tlatelolco. La esperanza y el dolor se
mezclaron desde el inicio. Hoy, 50 años después, tenemos gracias al libro de Acevedo Tarazona buen sustento para hacer un balance.
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