Un día contra
un sistema
El 15M español
en la crisis de los mercados
Parte I
Por: Alfonso Rubio
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Cuando me pidieron un poema de guerra
Pienso que sea mejor que en tiempos como estos
la boca de un poeta esté en silencio: en puridad
no tenemos el don de corregir al estadista;
ya se ha comprometido lo bastante quien contenta
a una muchacha en la indolencia de su juventud,
a un hombre viejo en una noche de invierno.
William Butler Yeats
Pero sí hay
algo así como una conciencia de crisis que se alimenta del riesgo y que
representa precisamente ese tipo de amenaza común bajo la forma de una nueva
especie de destino colectivo. La sociedad del riesgo global –según muestra el
clamor del “99%”- puede alcanzar en un momento cosmopolita un concepto
reflexivo de sí misma. Esto se hace posible cuando la manifestación objetiva de
la situación se puede transformar en un compromiso político, en un Movimiento
Ocupa global, en el que todos salen a la calle, virtual o efectivamente.
Ulrich Beck. Indignados, entre el poder y la
legitimidad.
Diario El
País (España), jueves 10 de noviembre de 2011.
El 17 de mayo de este presente año de
2012, el Partido Popular (PP) español convalidó en el Congreso de los Diputados
por medio de dos reales decretos los mayores recortes económicos de la
democracia en asuntos educativos y sanitarios. El PP habla de “respuestas
excepcionales a circunstancias excepcionales”, de “soluciones de emergencia
para problemas urgentes”, de que esto, junto a otras medidas de ajuste, es “la
única forma de asegurar la sostenibilidad del sistema”. Bajo estos argumentos,
contundentes para cumplir con las exigencias anticrisis europeas de reducción
del déficit del PIB y satisfacer una de las preocupaciones de los mercados, el
PP, imprimiendo velocidad a sus reformas y queriendo ofrecer una imagen de
Gobierno firme, impone su mayoría absoluta para evitar que los Reales Decretos
sean tramitados como proyectos de ley y puedan debatirse por el resto de grupos
parlamentarios incluyendo enmiendas o subsanando deficiencias.
Plenamente convencido de su fuerza, de
que los “tijeretazos” que da son el buen camino para salvarnos de la crisis, el
PP está marcando “estilo absolutista” de gobierno por medio de un récord en la
democracia española de 20 decretos leyes que hasta el momento ha impuesto sin
diálogo previo. Buscando precisamente a un salvador, la mayoría absoluta
parlamentaria se la dieron las elecciones generales adelantadas del 20 de
noviembre de 2011. Las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo del
mismo año ya le habían concedido una aplastante victoria. Fueron justamente
estas elecciones las que generaron numerosas expectativas a lo que se ha
denominado Movimiento 15M.
Indignados ante la gestión de los
atentados del 11M en Madrid, los ciudadanos españoles iniciaron en el año 2004
una etapa bajo el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero que se
cerraba de nuevo con la indignación ciudadana del 2011, una indignación, esta vez,
de otro tipo y de más hondo calado. Confundidos, sin saber todavía si estábamos
ante un decrecimiento, una recesión o una crisis, el gobierno socialista y su
discurso socialdemócrata fue debilitándose e hizo insostenible las propuestas
de asegurar el Estado del Bienestar eliminando prestaciones sociales. El
gobierno no escuchaba a los ciudadanos porque la socialdemocracia europea no ha
sabido adaptarse a los grandes cambios que se han producido en los últimos años
con una globalización que día a día añade a la economía mundial un mayor número
de consumidores (oportunidad) y productores (competencia).
Sin saber gestionar el Estado del
Bienestar en un contexto complejo y de creciente competencia y diferenciaciones
sociales, los ciudadanos demandan a sus representantes gubernamentales una
respuesta a las inseguridades del mundo actual. Bajo este trasfondo de malestar
general, durante los meses de marzo y abril de 2011, en el entorno
universitario de grupos como Juventud Sin
Futuro, se suceden en España protestas juveniles contra el incremento del
desempleo, la precariedad del trabajo, los recortes presupuestarios en
educación, la subida de tasas universitarias y el incierto futuro laboral que
pronostica la cris económica. Los sucesivos casos de corrupción política que
iban apareciendo se sumaban al clima de malestar y ante la proximidad de las
elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo, días antes, el 15 del
mismo mes, España se convirtió en protagonista de movilizaciones sociales,
críticas con la situación actual de la sociedad y el sistema capitalista que
nos envuelve.
La plataforma Democracia Real Ya, que apenas contaba con tres meses de vida, se
organizó a través de internet y convocó las movilizaciones del 15M. En la Red
se colgó su manifiesto y ahí se coordinaron múltiples adhesiones. Sus
propuestas, todavía hoy vigentes, pueden verse en Wikipedia y en esencia
quieren reformar aspectos, por medio de una “democracia participativa y directa
con parte activa de la ciudadanía”, que tienen que ver con la Ley Electoral,
con la atención a los derechos básicos de la Constitución, con la fiscalidad,
las condiciones laborales de la clase política, el funcionamiento de la banca y
los mercados financieros. La convocatoria funcionó de la manera como funcionan las
redes, impredeciblemente, con un fuerte componente de azar. La comunidad creó
vídeos, material propagandístico y la gente salió a la calle. El movimiento 15M
comenzó a crecer exponencialmente, plazas de numerosas ciudades españolas
fueron centros de debate y de reivindicaciones. Con formas de organización
pacífica y responsable, las manifestaciones se consolidaban aumentando el
número de asistentes que mediante acampadas consiguieron resistir para seguir
reivindicando una “nueva conciencia política y social” sin representar a ningún
partido ni asociación. El Partido Socialista de Zapatero flexibilizó las
medidas que permitieron prolongar su estancia y el PP y los comerciantes que se
veían perjudicados en la mengua de sus negocios exigieron medidas policiales
contundentes de desalojo.
Las redes sociales, en continuo
funcionamiento, agrandaban la malla y la etiqueta #spanishrevolution centró la
atención del momento en Twittet. La web tomalaplaza.net fue recogiendo todas
las plazas que se iban sumando a las protestas y se creaban nuevos hashtags,
nuevas etiquetas para que las manifestaciones se mantuviesen en Twitter (#acampadasol,
#nonosvamos, #yeswecamp, #democraciarealya, #notenemosmiedo, #tomalaplaza,
#pijamabloc), y hashtags descentralizados (#acampadabcn, #acampadavalencia).
Paradójicamente, el mundo virtual de las redes sociales (Linkedin, Twitter y
Facebook), empresas privadas, nacidas y desarrolladas en el liberalismo
económico de Estados Unidos, se convierten en el resorte de unas movilizaciones
críticas con el funcionamiento de la economía de mercado actual, de las
finanzas y del sistema bancario internacionales.
Los noticieros y la prensa de todos los
países del mundo daban cuenta de esta inesperada y pacífica “spanishrevolution”
y la protesta se extendió por embajadas españolas como las de Londres y
Bruselas, donde también se concentraron jóvenes españoles. Tal vez por el
entusiasmo de los manifestantes y la imaginación que desprendían sus eslóganes,
el 15M se comparó con el mayo francés del 68; por su inspiración en las redes
sociales, con las manifestaciones que desde Túnez a Siria luchaban de forma
masiva y pacífica contra los regímenes autocráticos del mundo árabe. Se vieron
referentes en la revuelta de Grecia de 2008, iniciada a raíz de la muerte de un
joven por el disparo de un policía en Exárjia, un barrio céntrico de Atenas, y
ligada a un descontento social y reclamos de orden económico; en los
movimientos de Islandia producidos a raíz de su crisis financiera de 2008-2009;
en los “girotondi” italianos que salieron a expresar pacíficamente su
indignación contra el estilo de Berlusconi. Hubo, en fin, hasta quien lo
comparó con la Revolución de 1854 que originó el bienio liberal del General
Espartero, cuando a comienzos de ese año, el pueblo madrileño ocupó la Puerta
del Sol para protestar contra el Gobierno del Conde de San Luis, un personaje
corrupto e impopular; para protestar, en definitiva, contra un sistema que no
funcionaba y contra los privilegios de la clase política dirigente.
Me ha mandado el que creo común amigo Alfonso Rubio el enlace a tu blog, de esta y de la siguiente entrada, cuyo número me gusta más. Me gusta, además, la exposición que realizas del fenómeno de un modo tan certero y aséptico. Pero la historia que se escriba de hoy superará la revista de prensa.
ResponderEliminarPor mi parte y al respecto, me atrevo a responderte desde otro blog, el de Geotropia, que invito a que leas. No es una réplica a lo tuyo, es otra visión:
http://geotropia-lucas.blogspot.com.es/search/label/Georep%C3%BAblika