Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

martes, 22 de enero de 2019

Carta abierta al Embajador de Francia en Colombia


Colombia, enero de 2019

Señor
Embajador de Francia en Colombia
Gautier MIGNOT
Bogotá

Su gobierno ha anunciado recientemente un aumento en los costos de inscripción universitaria dirigido exclusivamente a aquellos estudiantes extranjeros provenientes de países no vinculados a la Unión Europea. Ese aumento ha sido en un porcentaje exorbitante, puesto que de 170 euros anuales para una licencia se ha pasado a 2770 euros y, para master y doctorado, se ha pasado de 380 euros anuales a 3770 euros. Ante esas cifras es muy difícil que seamos indiferentes acerca de las consecuencias para estudiantes y comunidades académicas que, hasta ahora, veíamos a Francia como un referente cultural y como un bastión de prácticas igualitarias e incluyentes en su sistema educativo.
Por supuesto, su gobierno es soberano en tomar ese tipo de medidas; sin embargo, quienes en América latina hemos promovido que nuestros hijos, nuestros discípulos, nuestros colegas y nosotros mismos hagamos estudios universitarios, en cualquier nivel, en Francia, sentimos de inmediato que se trata de una medida discriminatoria, a pesar de la aparente buena intención de atraer a estudiantes de excelencia. Todo lo contrario, con esta alza en las inscripciones universitarias, Francia parece cerrar sus puertas a cualquier contacto generoso e igualitario con colegios y universidades latinoamericanos que han sido activos promotores de vínculos con el sistema educativo francés.
Es muy posible que para el gobierno francés América latina no tenga mayor valor geoestratégico y que muy poco le interese avanzar en relaciones académicas y culturales estrechas con nuestros países; en todo caso, no tiene mayor sentido la existencia de los liceos franceses o de convenios de intercambio entre pares o de cotutela y doble titulación entre universidades, mientras persista la intención de cerrarles las puertas a estudiantes latinoamericanos de cualquier origen socio-económico que, de modo genuino, estén capacitados para hacer estudios universitarios en instituciones francesas.
En Colombia, profesores universitarios, padres de familia, estudiantes, egresados de universidades francesas e intelectuales en general nos hemos puesto de acuerdo en deplorar y rechazar esta medida excluyente del gobierno del presidente Emmanuel Macron. Lo lamentamos por nosotros y lo lamentamos por Francia, un país que nos había enseñado a apreciar ciertos valores democráticos.

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