La formación doctoral en Colombia (6)
Hablemos ahora de posibles soluciones; no digamos que
sean propuestas porque no hay un destinatario escogido para decirle qué debería
hacer. No creo en la política educativa ni en la política científica del
gobierno de Gustavo Petro; hasta ahora, su gobierno ha demostrado
desconocimiento y desprecio por lo que hacemos o intentamos hacer en las
ciencias humanas en Colombia. Hablemos, más bien, de una situación deseada, de
unas condiciones que, de aplicarse, harían de la formación doctoral en Colombia
un avance en la profesionalización e institucionalización de la investigación,
un afianzamiento de unas comunidades de conocimiento, la consolidación
simbólica de unas disciplinas.
Uno.
Es prioritario consolidar aquellos programas doctorales antiguos que pueden ser
la culminación de un ciclo de formación que ha iniciado desde el pregrado en la
misma universidad. Algunas de nuestras universidades han forjado trayectorias
de formación en pregrado, luego la creación de una maestría y finalmente la
creación de un doctorado. Las universidades colombianas han debido tener como
objetivo fundamental la creación de ciclos de formación de tal manera que sus
estudiantes de pregrado puedan vincularse de inmediato a los posgrados.
Dos.
Esos ciclos de formación desde el pregrado hasta el doctorado sólo son posibles
si las universidades pueden ofrecer a sus estudiantes, al ingresar a la
formación de posgrado, una dedicación de tiempo completo a sus proyectos de
investigación. Eso exige maestrías y doctorados bien financiados, bien
reglamentados en el otorgamiento de becas y en la definición de compromisos.
Tres.
Esos ciclos de formación desde el pregrado hasta el doctorado exigen un
personal docente amplio, estable, calificado para sostener la docencia y la investigación
a todo nivel. Además de una planta profesoral amplia, es indispensable que una
buena parte de los profesores tengan una dedicación exclusiva a la
investigación y a la difusión de los hallazgos. Con estudiantes becados para
investigar y graduarse en plazos aceptables y con profesores que reportan
continuamente novedades en sus proyectos, tendremos avances en la producción de
libros y artículos; en la creación de cátedras; en la elaboración de material
didáctico; en la formación de archivos; en la activación de los programas
editoriales universitarios. Por supuesto, tendremos con mayor frecuencia
balances en que aparecen nuevos campos de conocimiento y en que se solventan
vacíos temáticos.
(sigue).