Preguntas y respuestas sobre la Historia Intelectual en América latina
Primera pregunta:
Desde su experiencia, ¿cuáles
han sido las principales características de la Historia Intelectual en América
latina?
Respuesta:
La pregunta pide situarme en “mi experiencia” y eso ya
es una determinación auto-biográfica acerca de lo que puedo responder. La
apelación a “mi experiencia” obliga a recordar y a hacer un relato que explique
esa particular y quizás muy limitada experiencia personal; quizás “mi
experiencia” sirva para ayudar a entender la historia intelectual como un hecho
cognoscitivo colectivo producido desde muy diversos orígenes, desde muy
diversas formaciones académicas y según conversaciones con autores y obras que
nos llevaron por senderos muy diferentes cuya convergencia en un rótulo –la Historia
Intelectual (HI)- tratamos de entender ahora.
Según “mi experiencia”, la historia intelectual es una
denominación tardía para algo que veníamos haciendo desde antes. He dicho en
otra parte que yo pertenezco a la etapa salvaje de la historia intelectual en
América latina, cuando lo que hacíamos no estaba inscrito en ese rótulo. Yo
tomé conciencia de hacer investigación dentro de la historia intelectual cuando
ya había publicado mis dos biografías (1994 y 2004) y cuando ya había culminado
mi tesis doctoral que fue un estudio que mezcló la historia social con la
historia cultural de la política; eso me sitúa en 2006. De modo que puede
pensarse, de un modo muy contradictorio, que yo comencé muy temprano en la
historia intelectual, pero supe muy tarde que aquello que había hecho era
historia intelectual. Anduve mucho tiempo en un terreno sin asfalto, sin
señales, sin anuncios en la carretera y luego me sentí en medio de una
autopista con colegas, vigilantes, jueces, prohibiciones, licencias,
autorizaciones. La sensación más plena de pertenencia a un campo de
investigación llamado historia intelectual fue, para mí, el congreso de
Medellín, en 2011.
Para ir precisando: la HI en América latina la percibo,
según mi experiencia, como un campo de estudios de reciente
institucionalización que reúne trayectorias muy diversas en preguntas, en
objetos, en métodos, en resultados. Sin embargo, con elementos de confluencia
que han ido depurándose a medida que esa institucionalización de una comunidad
de oficiantes ha ido ganando consistencia. Quizás el primer rasgo común es que
esa comunidad reúne a todos aquellos que hemos estudiado lo intelectual, tanto
en la forma sustantiva como adjetiva. La HI reúne en América a aquellos que
estudiamos intelectuales y los hechos y productos intelectuales. Estudiamos al
intelectual como agente social y estudiamos las creaciones intelectuales.
Pero esa experiencia propia puede señalar algunas
particularidades que no es fácil colocarlas en el gran paraguas de la Historia
Intelectual. Me explico, mi estudio biográfico de Manuel Ancízar fue, en buena
medida, la biografía intelectual de un político del siglo XIX y sirvió para
comprender el vínculo indisoluble que hubo, en nuestra vida pública, entre
saber y poder, entre el conocimiento y la acción política. Por eso he podido
hablar de aquellos políticos profesionales del siglo XIX como unos políticos letrados, detentadores tanto
del control del Estado como de la producción y circulación de conocimiento.
Cuando hacemos historia del pensamiento o historia de la filosofía del siglo
XIX, por ejemplo, tenemos que acudir a individuos que fueron, al tiempo,
profesores universitarios, ministros, militares, periodistas. Sin embargo, creo
que el hallazgo de esos individuos con esos rasgos no es resultado de un
ejercicio de HI tal vez hay mucho de una socio-historia del poder, de un
análisis del proceso de formación de una élite de la política y de la cultura
que tuvo una fuerte incidencia en la formación del Estado y en los proyectos de
nación en el largo siglo XIX y en parte del siglo XX.
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