Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

domingo, 3 de febrero de 2019

Los modelos historiográficos (I)



Un historiador o una historiadora a secas tiene que ser, entre otras cosas, un buen lector. Los historiadores tenemos que leer muchas cosas en busca de simple erudición, en busca de datos o testimonios, en busca del conocimiento de las claves de tal o cual época. Pero entre todas esas posibles y necesarias lectura voy a adelantarme a hablar de aquella que es formativa y, en consecuencia, diferenciadora radicalmente del historiador de cualquier aficionado amante de papeles; me refiero a la premisa insoslayable de la adquisición de una cultura historiográfica. Los historiadores y las historiadoras aprendemos a escribir libros de historia leyendo modelos historiográficos.

¿Qué buscamos en los modelos historiográficos? Primero, buscamos una tradición en la formación de un campo disciplinar, vamos en pos de aquellos hitos de investigación y escritura que representan escuelas, tendencias, paradigmas, cánones. Segundo, buscamos conocer la historia de la disciplina histórica según postulados acerca de métodos, objetos, perspectivas, acentos en determinados problemas de investigación. Tercero, leemos modelos historiográficos para discernir, pasa saber qué nos sirve y qué no, qué nos gusta y qué no. Cuarto, leemos libros medulares de la constitución del campo disciplinar de la historia para saber comparar lo que unos hicieron y otros no. En fin, y quizás lo más importante, leer libros de grandes historiadores nos ayudan a escribir nuestros propios libros.

Pero hay que aprender a leer esos paradigmas, esos modelos. No leemos solamente por acumular de forma curiosa alguna información; los historiadores tienen que aprender a leer los libros de otros historiadores, tanto como para encontrar varias cosas primordiales. Sin sugerir un orden en el examen de esas obras, me permito sugerir un itinerario de búsqueda.  

Todo modelo historiográfico contiene una génesis particular que revela las condiciones de posibilidad de la disciplina; el lugar social del historiador, sus adhesiones y repulsas; las intenciones iniciales; las conversaciones que sirvieron de preludio y de determinación. En suma, detrás de la singularidad aparente de cada obra hay una experiencia colectiva, una discusión que moldea el objeto de estudio. Es decir, se vuelve muy importante saber con respecto a qué y quiénes hubo rupturas o continuidades. 

Situar el autor y su obra se vuelve, en consecuencia, un ejercicio de historia intelectual aplicado a la obra historiográfica. Ese ámbito socio-histórico merece una reconstitución que ayude a entender elecciones temáticas y temporales, relaciones con los archivos, cuestiones narrativas y argumentativas. Situar el autor y su obra en una red de relaciones, en un momento de construcción y puja de un campo de conocimiento nos permite entender la condición subversiva, transgresora, reproductiva o imitativa de tal o cual autor; también nos ayuda a entender el estado de aceptación pública de los productos simbólicos de los historiadores, su grado de influencia social o política, sus vínculos o distancias con respecto al Estado, los partidos políticos, la academia universitaria.

Sabemos, por ejemplo, que el estudio clásico de Fernand Braudel sobre el Mediterráneo fue el resultado de una trayectoria sinuosa, de diálogos fructíferos con maestros y colegas e, incluso, de condiciones adversas para la escritura. También sabemos que el libro, también célebre, de Edward Palmer Thompson sobre la formación de la clase obrera inglesa pertenece a una tradición de estudios de las revoluciones de ese país. Y es muy posible que esas trayectorias diversas hagan parte de comunidades académicas (y no académicas) que orientaron las elecciones de objetos de estudio según pretendidas prioridades de problemas que merecían tentativas de solución.



Pintado en la Pared No. 187.




1 comentario:

  1. Hoy terminé de leer sus escritos titulados "Modelos Historiográficos" vuelvo a reiterar mi admiración por usted y sus reflexiones, en mi curso de Historiografía Europea he insistido en muchas ocasiones de la necesidad de revisar los "clásicos", sus escuelas y aportes, vamos a ver si estas reflexiones que usted hace les sirven para comprender la importancia de su lectura. He dejado los 7 escritos como parte complementaria de ese llamado de atención reiterativo que no me cansaré de hacer. Un abrazo fraterno, maestro.

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