Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

jueves, 2 de mayo de 2019

Modelos historiográficos (7)


Thompson y La formación de la clase obrera en Inglaterra.

Otro historiador que es paradigma y cuya lectura también se ha vuelto una dificultad en las nuevas generaciones de historiadores e historiadoras en Colombia es el británico Edward Palmer Thompson; su libro La formación de la clase obrera en Inglaterra, en los dos tomos de la edición de Crítica, no suele ser leído de modo íntegro, pero quienes lo lean a cabalidad podrán saber, aunque sea por medio de una traducción, que se trataba de los mejores escritores de historia que hubo en el siglo XX. Thompson fue fiel continuador de una tradición de historiadores y escritores, algo que en el mundo académico de Inglaterra nunca ha sido contradicción sino, todo lo contrario, fecundo complemento. Thompson fue poeta, novelista, biógrafo, ensayista y, por supuesto, un historiador social dentro de la tradición marxista británica.

La formación de la clase obrera en Inglaterra es un muestrario de conceptos fundamentales que guían la lectura y ayudan a comprender cómo fue uno de las transformaciones más trascendentales en la historia contemporánea de Occidente. El paso del mundo artesanal al ritmo fabril, la transformación traumática del artesano en obrero de una fábrica, la lucha contra la novedad de la máquina, la aparición del despiadado paisaje industrial, la sobre-explotación del trabajo femenino e infantil, todo eso aparece narrado con minucia en la célebre obra de Thompson.

El libro conversa con el lector acerca de la conciencia de clase, de la economía moral de la multitud, la cultura plebeya, la transición histórica, la disidencia. Para Thompson, la clase social no es una cosa, no es una categoría fija, sino un fenómeno histórico construido en la experiencia de la lucha, la clase es la resultante de un proceso cultural y social, es mucho más que la resultante de una mutación economía. Lo económico es, en la explicación del historiador británico, un factor entre otros y no es lo fundamental para entender la construcción de la clase obrera.

Así como Braudel nos ha hecho entender el proceso histórico de una larga duración, Thompson nos muestra la transición en una coyuntura nodal que hubo en Europa y en Inglaterra entre 1750 y 1832. El autor nos narra con detalle cómo en ese lapso hubo una condensación de eventos que aceleraron una de las mutaciones más radicales en el modo de existencia de los seres humanos en el ascenso del capitalismo industrial y cómo en medio del vértigo del cambio los artesanos y campesinos ingleses acudieron a sus tradiciones, a sus costumbres, a sus valores y también a sus ilusiones para tratar de no ser aplastados por el ritmo de la maquinaria fabril y su producción en masa. La religión, la constitución política, la memoria de antiguas luchas ciudadanas, hicieron parte de “un código popular no escrito” que circuló y cobró consistencia en esos “tiempos difíciles” narrados por las novelas de Charles Dickens. Actitudes disidentes, el auto-didactismo, el radicalismo político, las tradiciones populares surgidas de prostíbulos y tabernas contribuyeron a darle sentido a la lucha contra la mezquindad del patrón burgués, pero, principalmente, contribuyeron a darle un cimiento cultural e histórico a la aparición de la clase obrera en Inglaterra.

Todo ese proceso fue narrado magistralmente por Thompson en un libro que considero como uno de los tesoros de la historiografía profesional del siglo XX; libro inevitable en la formación de cualquier vertiente de la disciplina histórica.

Pintado en la Pared No. 195.

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