Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

domingo, 14 de noviembre de 2021

Memoria de la peste.

 

Pintado en la Pared No. 242

La salud del planeta.

¿Estamos en un punto de inflexión de la historia de la humanidad en el planeta Tierra? Los dos años de la pandemia del nuevo coronavirus han estado acompañados de muestras dramáticas del deterioro del entorno natural. Inundaciones que han arrasado poblados en Alemania, lluvias inesperadas y de gran magnitud en Francia, calentamiento de la otrora fría estepa siberiana, incendios forestales, aumento de la tala de bosques, temporadas extensas de lluvias torrenciales en América del sur. En fin, suficiente acumulación de desastres en varios puntos del planeta que son señal inequívoca de que hay daños profundos y quizás irreversibles en el vínculo del hombre con el medio natural.

A ese paisaje de deterioro general del planeta se une la metáfora de los viajes turísticos espaciales sucedidos en este 2021, con el patrocinio de algunos magnates. El mensaje de ellos parece ser que la Tierra está desahuciada, que hemos comenzado a despedirnos de ella y debemos buscar desde ahora refugio exclusivo en otros puntos del universo; que este planeta será pronto un basurero que hacinará a los desharrapados y que los poderosos del mundo hallarán una segunda oportunidad para sus ambiciones en otra esquina de la galaxia.    

La reunión mundial sobre el cambio climático, en el penumbroso noviembre de Glasgow, produjo resultados irrisorios que los mismos organizadores del evento han deplorado. El anfitrión británico admitió que los acuerdos son insuficientes y no van a garantizar mejorías ni siquiera en tiempo lejano en la condición del planeta. La Conferencia convocada por la ONU adoleció de varias debilidades; no asistieron ni Rusia ni China, dos de los principales responsables de las emisiones de CO2; y los compromisos asumidos para reducción progresiva del uso del carbón y otros combustibles fósiles son poco ambiciosos. Lo único alentador del evento que reunió a casi 200 países es que hubo anuncios unilaterales de propósitos de cambio, entre ellos el de detener las deforestaciones.

Prevalece entre muchos gobernantes y la gente común la curiosa tesis según la cual el deterioro del planeta es irremediable y corresponde con un ciclo de formas de vida que tendrá que terminar; es decir, lo que está sucediendo no es responsabilidad de las acciones o las omisiones de los seres humanos, es un proceso inevitable que ninguna voluntad colectiva podrá modificar. Aun suponiendo que la tesis sea cierta, ha sido el ser humano el que ha acelerado el fin de ese ciclo. Hemos sido los humanos que hemos provocado la desaparición de áreas de bosque, la extinción de especies de fauna y flora. La depredación humana en nombre del progreso material ha sido un factor que ha destruido el paisaje natural con rapidez inusitada.

Aquella tesis solo sirve para conformarnos y para justificar la insensatez humana. No es lo mismo un cuerpo que llega al final de su ciclo de vida por un desgaste natural de sus facultades que un cuerpo que ha sido sometido a tempranas y violentas mutilaciones. Lo más difícil sigue siendo persuadirnos nosotros, los humanos, de las responsabilidades que tenemos ante la vida del planeta; persuadirnos de lo que podemos y debemos hacer para que ese ciclo de vida de nuestra casa no se derrumbe. Si no extraemos una moraleja de estos dos años de desastres en la vida en común, seguiremos siendo seres no conscientes de nuestras decisiones y acciones. Si no aprendemos de este momento tan despiadado, en que los mensajes han sido tan contundentes, es porque estamos enceguecidos y no captamos la magnitud del desastre por venir. La pérdida de esa consciencia es la debacle preliminar que anuncia cosas peores para nuestro planeta.

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