Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

domingo, 9 de abril de 2023

Pintado en la Pared No. 284

Propuesta de una historia del pensamiento latinoamericano.

Segundo periodo: la disputa por la nación.

 

Este segundo periodo de una historia del pensamiento latinoamericano está signado por las condiciones políticas propias del proceso de afirmación de las repúblicas basadas en el funcionamiento del sistema representativo. Es el periodo de emergencia de grupos sociales involucrados en las disputas por la hegemonía en el espacio público; nacen y se definen los partidos políticos con sus luchas facciosas; habrá frecuentes discusiones acerca del lugar de los sectores populares, de la mujer, de la iglesia católica, de los militares en el nuevo orden. En varios países, el Estado salió a conocer su dominio mediante expediciones que implicaron la elaboración de una cartografía, de una literatura y de una iconografía. Esa movilización científica entrañó, además, la ampliación de los predicados acerca de la nación; así aparecen las tentativas de novelas nacionales, los cuadros de costumbres, los relatos de viajeros. Varias escrituras ordenadoras pretendieron cumplir una función civilizadora, entre ellas los manuales de urbanidad, de economía doméstica, de ciudadanía.

Una relativa democratización hizo posible la eclosión y competición asociativas; al lado de eso, circularon el utopismo socialista, esbozos de igualitarismo cristiano, tradicionalismo conservador, exaltación del liberalismo económico y social. Las élites recibieron y difundieron el eclecticismo de Victor Cousin, filosofías del entendimiento que revitalizaron a los empiristas ingleses, pensamiento católico español y francés, las tesis médicas de la degeneración y luego los hallazgos acerca de la evolución de las especies.

En las hipótesis de Enrique Dussel, este periodo corresponde a un “quinto periodo” que inicia en 1820 y se cierra en 1880 con el arribo del positivismo. Dussel prefiere caracterizarlo desde el punto de vista del “fracaso” latinoamericano en la construcción de un nuevo orden. Ese fracaso estuvo determinado, según él, porque América latina llegó tarde “al festín industrial del capitalismo”. Este retraso o atraso explica, en buena medida, la inautenticidad del filosofar de esos años. Discrepo de esa percepción en varios sentidos; primero, porque creo que no es suficiente examinar ese periodo desde una perspectiva exclusivamente económica. Aceptando esta pérdida de oportunidad de América latina en la inserción de la economía-mundo, debe agregarse que es un momento discursivo rico en enfrentamientos de agentes políticos y ese enfrentamiento fue muy productivo en pensamiento acerca del lugar de cada agente en el orden republicano. Segundo, no creo que el momento de cierre sea la llegada del positivismo, como si la recepción y aplicación del positivismo de Auguste Comte y de Herbert Spencer haya sido el desenlace de la conflictiva e inestable situación precedente. Al contrario, el positivismo fue una de las varias supuestas soluciones que los grupos dirigentes adaptaron y adoptaron a las circunstancias de sus países, en nombre de la regeneración, del orden, de la ciencia como orientadora de lo social.

En definitiva, este periodo lo concebimos como una unidad temporal que abarcó varios momentos discursivos que plasmaron la dificultad para que unos agentes sociales de la política se impusieran categóricamente en la lucha por la hegemonía en el espacio público de opinión. Por eso en ese periodo hubo pensamiento utópico apropiado por grupos de artesanos; pensamiento liberal que tuvo expresión en la libertad de cultos, en libertades individuales; pensamiento conservador que cuestionó el proceso republicano y que reivindicó el lugar tutelar de la Iglesia católica en el control social; hubo pensamiento regenerador que asumió una pretendida solución autoritaria al supuesto caos provocado por la modernidad liberal. Como lo hemos dicho en otra parte, en este periodo todos estos momentos entrecruzados y enfrentados del pensamiento latinoamericano tuvieron fundamental expresión en una extensa prosa del orden. Todos los agentes sociales involucrados en la discusión de aquella época enunciaron proyectos de nación y al enunciarlos contribuyeron a formas prescriptivas, ordenadoras de la escritura. Fue un periodo atiborrado de manuales de gramática, de urbanidad, de psicología, de ciudadanía. Abundaron informes científicos, mapas, relatos de viajeros, reglamentos escolares.

El enfrentamiento de los proyectos de nación, de progreso, de modernidad y de civilización fue lo suficientemente rico en formas de pensamiento; esa búsqueda incesante e inútil de un orden, en nombre de la razón y la ciencia, comenzó a ser cuestionada con el arribo del modernismo. El modernismo anunció la llegada de las formas de pensar y de actuar en las ciudades latinoamericanas iluminadas por las filosofías de lo irracional.

Siguiente entrega: el archivo de este segundo periodo.       

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