Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

viernes, 20 de octubre de 2023

Pintado en la Pared No. 300

                                                        Seguimos perdiendo

A la izquierda colombiana, representada en el poder por el presidente Petro, tampoco le interesa la investigación ni la ciencia ni el conocimiento. Creíamos que el desprecio por el conocimiento era patrimonio exclusivo de los políticos de derecha y nos hemos equivocado. Otra vez, el Ministerio de Ciencia y Tecnología en Colombia es la cartera con el más bajo presupuesto. El presupuesto que acaba de aprobarse para 2024 es inferior al del año anterior y, peor aún, inferior al de varios años anteriores.

Con menos presupuesto que de costumbre, ese ministerio no podrá tener ningún liderazgo en la formación de investigadores, en la financiación de proyectos, en el estímulo a estudiantes de doctorado. Nuestro país seguirá hundiéndose en un mediocre nivel de investigación en las llamadas ciencias básicas. Ninguna posibilidad de crear vacunas, de estudiar enfermedades huérfanas, de garantizar el retorno de doctoras y doctores colombianos formados en el exterior. Las ciencias humanas y sociales seguirán en el ostracismo. Seguirá el éxodo de nuestros estudiantes a buscar mejores horizontes con las becas que ofrecen otros países. Colombia seguirá siendo un lugar mezquino para los artistas, los científicos, los creadores.

Con razón el presidente Petro ha designado en ese ministerio a unas personas inanes que no han podido sacudirse del estancamiento en que está sumida la promoción estatal de la ciencia en Colombia. La actual ministra es una señora sin criterios claros para manejar el magro presupuesto que le han asignado. Tampoco parece advertir cuáles deben ser las prioridades en las tareas de un ministerio empobrecido y sospecho que tampoco sabría qué hacer con un presupuesto un poco más generoso. Sin dinero y sin derrotero, el Ministerio de Ciencia y Tecnología parece hundirse en la mediocridad absoluta. Si la actual ministra fuese una señora honesta y leal con sus colegas y con la comunidad científica colombiana, debería renunciar en señal de solidaridad. Pero no creo que eso suceda.

El gobierno Petro quiere hacernos creer que podemos hallar financiación adicional con dinero de las regalías. Eso parece un mal chiste. El sistema de regalías es el resultado de la explotación de recursos naturales no renovables; precisamente de aquellos recursos como el carbón y el petróleo que el gobierno Petro piensa reducir para privilegiar el uso de energías más amigables con el ambiente. Además, ese sistema de regalías está controlado por la clase política y quienes intentamos hacer ciencia no estamos acostumbrados a los malabares de la persuasión para convencer a los gobernadores acerca de cómo entregar recursos a investigaciones cuyos hallazgos y logros pueden ser inciertos. Dicho en otras palabras, el gobierno Petro nos sugiere que nos dediquemos a lagartear con gobernaciones, con Ecopetrol, con Ministerio de Minas a ver si de la explotación de recursos naturales cae una limosna para la investigación en astrofísica, matemáticas, medicina. Dejemos a la ciencia ficción la búsqueda de apoyo en las regalías para investigar en historia, sociología, antropología o filosofía.

En aquellas universidades públicas, como la Universidad del Valle, donde ya es costumbre que la investigación sea una cosa superflua y mal administrada, con una reglamentación que tiende a borrar el trabajo persistente de grupos, centros e institutos de investigación, es muy posible que la investigación deje de ser una de las misiones centrales de la institución. La innovación científica dejará de tener algún vínculo con el sector público y quedará reducida a la heroicidad de algunos individuos y, en el mejor de los casos, a los impulsos de la iniciativa privada.

Varios congresistas del Pacto Histórico contribuyeron a la aprobación del reducido presupuesto. La moraleja es que la izquierda y la derecha en Colombia se parecen en su desprecio a la ciencia y la cultura. Lo sucedido con la larga interinidad del Ministerio de Cultura y con el bajo presupuesto otorgado al Ministerio de Ciencia y Tecnología no concuerda con los mensajes de la campaña electoral del ahora presidente Petro.  Nos ha mentido,  y otra vez la ciencia está en el último escalón de las prioridades. De nada sirvió el dinero invertido en una Comisión de Sabios cuyas recomendaciones no han sido ni serán atendidas por la clase política colombiana. 

1 comentario:

  1. Buen día Sr Loaiza, interesante y acertado artículo Gracias Buen día💥

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