Seguimos perdiendo
A
la izquierda colombiana, representada en el poder por el presidente Petro, tampoco
le interesa la investigación ni la ciencia ni el conocimiento. Creíamos que el
desprecio por el conocimiento era patrimonio exclusivo de los políticos de
derecha y nos hemos equivocado. Otra vez, el Ministerio de Ciencia y Tecnología
en Colombia es la cartera con el más bajo presupuesto. El presupuesto que acaba
de aprobarse para 2024 es inferior al del año anterior y, peor aún, inferior al
de varios años anteriores.
Con
menos presupuesto que de costumbre, ese ministerio no podrá tener ningún
liderazgo en la formación de investigadores, en la financiación de proyectos,
en el estímulo a estudiantes de doctorado. Nuestro país seguirá hundiéndose en
un mediocre nivel de investigación en las llamadas ciencias básicas. Ninguna
posibilidad de crear vacunas, de estudiar enfermedades huérfanas, de garantizar
el retorno de doctoras y doctores colombianos formados en el exterior. Las
ciencias humanas y sociales seguirán en el ostracismo. Seguirá el éxodo de
nuestros estudiantes a buscar mejores horizontes con las becas que ofrecen
otros países. Colombia seguirá siendo un lugar mezquino para los artistas, los científicos,
los creadores.
Con
razón el presidente Petro ha designado en ese ministerio a unas personas inanes
que no han podido sacudirse del estancamiento en que está sumida la promoción estatal
de la ciencia en Colombia. La actual ministra es una señora sin criterios
claros para manejar el magro presupuesto que le han asignado. Tampoco parece
advertir cuáles deben ser las prioridades en las tareas de un ministerio
empobrecido y sospecho que tampoco sabría qué hacer con un presupuesto un poco
más generoso. Sin dinero y sin derrotero, el Ministerio de Ciencia y Tecnología
parece hundirse en la mediocridad absoluta. Si la actual ministra fuese una
señora honesta y leal con sus colegas y con la comunidad científica colombiana,
debería renunciar en señal de solidaridad. Pero no creo que eso suceda.
El
gobierno Petro quiere hacernos creer que podemos hallar financiación adicional
con dinero de las regalías. Eso parece un mal chiste. El sistema de regalías es
el resultado de la explotación de recursos naturales no renovables;
precisamente de aquellos recursos como el carbón y el petróleo que el gobierno
Petro piensa reducir para privilegiar el uso de energías más amigables con el
ambiente. Además, ese sistema de regalías está controlado por la clase política
y quienes intentamos hacer ciencia no estamos acostumbrados a los malabares de
la persuasión para convencer a los gobernadores acerca de cómo entregar
recursos a investigaciones cuyos hallazgos y logros pueden ser inciertos. Dicho
en otras palabras, el gobierno Petro nos sugiere que nos dediquemos a lagartear
con gobernaciones, con Ecopetrol, con Ministerio de Minas a ver si de la
explotación de recursos naturales cae una limosna para la investigación en astrofísica,
matemáticas, medicina. Dejemos a la ciencia ficción la búsqueda de apoyo en las
regalías para investigar en historia, sociología, antropología o filosofía.
En
aquellas universidades públicas, como la Universidad del Valle, donde ya es
costumbre que la investigación sea una cosa superflua y mal administrada, con
una reglamentación que tiende a borrar el trabajo persistente de grupos,
centros e institutos de investigación, es muy posible que la investigación deje
de ser una de las misiones centrales de la institución. La innovación
científica dejará de tener algún vínculo con el sector público y quedará
reducida a la heroicidad de algunos individuos y, en el mejor de los casos, a los
impulsos de la iniciativa privada.
Buen día Sr Loaiza, interesante y acertado artículo Gracias Buen día💥
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