Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

sábado, 25 de mayo de 2024

Pintado en la Pared No. 314

 

Servicio de salud y representación profesoral

en la Universidad del Valle

 

¿Qué podemos hacer con el servicio de salud de la Universidad del Valle? Desde 2021 se ha vuelto demasiado evidente su deterioro. Los directivos no ofrecen explicaciones ni han lanzado advertencias que nos permitan establecer qué ha venido sucediendo con ese servicio en el último lustro. Peor aún, nuestros representantes profesorales tampoco nos proporcionan información suficiente que nos permita establecer un diagnóstico e intuir siquiera cuál es el horizonte inmediato de ese servicio. Claro, estamos en una coyuntura muy compleja y confusa del sistema de salud en Colombia, pero el deterioro de nuestro servicio de salud en Univalle es anterior a esa coyuntura y contiene especificidades que no se explican ni justifican según los vaivenes más recientes en las políticas de salud.

Desde 2021 se hizo evidente que los convenios y contratos con IPS y con médicos especialistas cambiaron de modo abrupto, sin información previa a los afiliados que estaban acostumbrados a ser atendidos desde hace mucho tiempo por un grupo muy definido de especialistas. A ese cambio inexplicable e inexplicado se sumó una rigidez administrativa que pone trabas para trámites que antes eran mucho más expeditos; por ejemplo, ahora los afiliados estamos obligados a esperar que la dirección del servicio de salud contrate a una especialista en fisiatría, y estamos obligados a que nos adjudiquen cita solamente con esa especialista. Una primera cita, una segunda cita de control y un diagnóstico en esas circunstancias pueden tardar más de tres meses.

Desde 2021 se ha vuelto más frecuente que los afiliados tengamos que pagar de nuestro propio bolsillo cirugías de urgencia y luego solicitar reembolso cuyo porcentaje es considerablemente bajo con respecto a la totalidad de la suma que los afiliados tuvimos que pagar forzosamente. Desde ese año, determinadas pruebas diagnósticas han sido contratadas con clínicas cuyos laboratorios no cumplen con los protocolos básicos de atención al paciente. Desde el año 2021 hay un personal administrativo muy mediocre que, en vez de garantizar un mejor servicio para los usuarios, es otra talanquera para acceder a una cita con médico general o con un médico especialista.

Agreguemos que se trata de un servicio que no tiene cobertura nacional. Es insólito que nuestro servicio de salud no pueda garantizarnos una atención adecuada siquiera en la ciudad de Cali. ¿Por qué no hay un vínculo de nuestro servicio de salud con los mejores especialistas y clínicas de esta ciudad? Ni se diga de las dificultades que tenemos y tendremos si nos trasladamos a otros lugares de Colombia.   

Ante este creciente declive del servicio de salud ha hecho mucha falta una actividad fiscalizadora de nuestra representación profesoral. Es indispensable que sepamos de primera mano qué está sucediendo con la gestión y las finanzas del servicio de salud de la Universidad del Valle, porque los informes que aparecen en la página oficial de la Universidad del Valle son superficiales y no ayudan a brindarnos un retrato fidedigno de la situación del servicio. Ojalá las últimas elecciones de representantes profesorales sirvan para un remozamiento de quienes han escogido la difícil tarea de ser intermediarios de la comunidad profesoral ante los órganos de poder de la universidad. Las universidades públicas colombianas necesitan una representación profesoral que genere confianza.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores