Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

domingo, 14 de julio de 2024

Pintado en la Pared No. 319

La formación doctoral en Colombia (3)

¿Quiénes son los estudiantes que llegan a nuestros doctorados en las ciencias humanas? ¿A quiénes y por qué se les ocurre estudiar un doctorado en las muy onerosas y mus desventajosas condiciones de las universidades colombianas?

Hay un primer grupo de estudiantes, muy minoritario, de aquellas y aquellos que tienen una experiencia investigativa acumulada, que poseen formación de pregrado y de maestría muy afín con el doctorado que pretenden asumir. En el caso de la ciencia histórica, se trata de estudiantes que ya han hecho acopio de documentación de archivos y que han iniciado desde el pregrado una investigación enjundiosa que desean llevarla a un punto culminante. Esos estudiantes hacen el doctorado en Colombia porque tienen responsabilidades laborales y familiares que no les permiten ausentarse del país. Este grupo 1 de estudiantes de doctorado es, por supuesto, el pilar académico de cualquier doctorado, es el grupo que culmina la tesis doctoral; claro, no siempre en los tiempos reglamentarios, pero es el grupo que más fácilmente se gradúa.

Un segundo grupo, el mayoritario, es de aquellas y aquellos que no tienen ninguna experiencia investigativa, que no han desarrollado ninguna afinidad con la disciplina central del doctorado; no conocen la tradición disciplinar, no saben ni pueden leer las obras y los autores medulares de una formación básica y menos pueden concentrarse en una investigación. Llegan a un doctorado de ciencias humanas por razones muy diversas: por curiosidad; por tiempo excedente en sus vidas (algunos son personas jubiladas); por la necesidad de ascender en el escalafón docente; por desinformación. Otros lo hacen porque intentan formalizar una vida auto-didacta y entonces el título de doctor o de doctora es una especie de cereza en el pastel de sus vidas. Tienen en común la gran dificultad para leer, para escribir, para distinguir entre géneros de escritura; no aprenderán fácilmente a hacer una citación correcta de un autor.

Este grupo 2 suele oponerse con vehemencia a los niveles acostumbrados de exigencia en lecturas semanales; hacen retirar al profesor que les imponga la lectura, íntegra, de una novela colombiana o los dos tomos de El mundo mediterráneo de Fernand Braudel. Confunden un resumen de lectura con una reseña crítica. Aquellos que ingresan a un doctorado en Historia nunca han ido ni irán a un archivo; si lo hacen, sufrirán un trauma al ver folios manuscritos. Así llegan a nuestros doctorados ingenieros civiles, médicos, abogados, periodistas, arquitectos, profesores de bachillerato. Muy excepcionalmente, alguno de ellos hará una investigación decorosa que culmine en una tesis doctoral. Este grupo es el pilar económico de un doctorado, ejerce un mecenazgo oblicuo sobre el grupo 1.  Académicamente, constituye una exigua ganancia para nuestras disciplinas.

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