La formación doctoral en Colombia (3)
¿Quiénes
son los estudiantes que llegan a nuestros doctorados en las ciencias humanas?
¿A quiénes y por qué se les ocurre estudiar un doctorado en las muy onerosas y
mus desventajosas condiciones de las universidades colombianas?
Hay
un primer grupo de estudiantes, muy minoritario, de aquellas y aquellos que
tienen una experiencia investigativa acumulada, que poseen formación de
pregrado y de maestría muy afín con el doctorado que pretenden asumir. En el
caso de la ciencia histórica, se trata de estudiantes que ya han hecho acopio
de documentación de archivos y que han iniciado desde el pregrado una
investigación enjundiosa que desean llevarla a un punto culminante. Esos
estudiantes hacen el doctorado en Colombia porque tienen responsabilidades
laborales y familiares que no les permiten ausentarse del país. Este grupo
1 de estudiantes de doctorado es, por supuesto, el pilar académico de
cualquier doctorado, es el grupo que culmina la tesis doctoral; claro, no
siempre en los tiempos reglamentarios, pero es el grupo que más fácilmente se
gradúa.
Un
segundo grupo, el mayoritario, es de aquellas y aquellos que no tienen ninguna
experiencia investigativa, que no han desarrollado ninguna afinidad con la
disciplina central del doctorado; no conocen la tradición disciplinar, no saben
ni pueden leer las obras y los autores medulares de una formación básica y menos
pueden concentrarse en una investigación. Llegan a un doctorado de ciencias
humanas por razones muy diversas: por curiosidad; por tiempo excedente en sus
vidas (algunos son personas jubiladas); por la necesidad de ascender en el
escalafón docente; por desinformación. Otros lo hacen porque intentan
formalizar una vida auto-didacta y entonces el título de doctor o de doctora es
una especie de cereza en el pastel de sus vidas. Tienen en común la gran
dificultad para leer, para escribir, para distinguir entre géneros de
escritura; no aprenderán fácilmente a hacer una citación correcta de un autor.
Este grupo
2 suele oponerse con vehemencia a los niveles acostumbrados de
exigencia en lecturas semanales; hacen retirar al profesor que les imponga la
lectura, íntegra, de una novela colombiana o los dos tomos de El mundo mediterráneo de Fernand Braudel.
Confunden un resumen de lectura con una reseña crítica. Aquellos que ingresan a
un doctorado en Historia nunca han ido ni irán a un archivo; si lo hacen,
sufrirán un trauma al ver folios manuscritos. Así llegan a nuestros doctorados
ingenieros civiles, médicos, abogados, periodistas, arquitectos, profesores de
bachillerato. Muy excepcionalmente, alguno de ellos hará una investigación
decorosa que culmine en una tesis doctoral. Este grupo es el pilar económico de
un doctorado, ejerce un mecenazgo oblicuo sobre el grupo 1. Académicamente, constituye una exigua ganancia
para nuestras disciplinas.
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