Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

domingo, 16 de septiembre de 2012

PINTADO EN LA PARED No. 76




Terminó el Primer Congreso Internacional de Historia Intelectual de América latina


Ha terminado en Medellín (Colombia) el Primer Congreso Internacional de Historia Intelectual de América latina, con cuarenta profesores extranjeros, con cerca de 200 ponencias, con más de 600 asistentes. Pero quizás lo mejor del balance es la amplitud de temas tratados, la posibilidad de establecer relaciones más firmes entre las comunidades académicas de este continente. Todas las previsiones fueron superadas; los organizadores merecen las felicitaciones y los agradecimientos porque garantizaron un evento de enorme complejidad y porque supieron atender hasta los más mínimos detalles.

Juan Guillermo Gómez, Selnich Vivas, Diego Zuluaga y su Grupo de Estudios de Literatura y Cultura Intelectual latinoamericana (GELCIL), los miembros de la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de Antioquia han abierto la puerta de un campo de estudios muy diverso en que se combinan tradiciones con novedades, viejos paradigmas con nuevos retos. La conferencia inaugural del maestro Carlos Altamirano supo formular los dilemas y posibilidades que encierra la historia intelectual; tiene que hablarse siempre en plural, porque variados son los puntos de partida, los caminos metodológicos y los resultados. Pero también señaló claramente un punto de convergencia, la historia intelectual se preocupa por las significaciones, por los textos, por los enunciados. El desafío por venir es entender y aplicar la tesis según la cual la historia intelectual va mucho más allá de las definiciones clásicas de la cultura y comprende creaciones intelectuales que superan la supuesta coherencia de los grandes pensadores y escritores. La ampliación de las fronteras documentales corresponde con la ampliación de las nociones acerca de qué es un intelectual y qué es lo intelectual.

Una de las percepciones inmediatas de este Primer Congreso tiene que ver con las dificultades de comunicación y comunión entre los investigadores sociales y humanistas del subcontinente latinoamericano. Nuestros fondos editoriales universitarios siguen siendo precarios, incapaces de atravesar fronteras con las novedades bibliográficas de cada país; este Congreso de Medellín, como otros encuentros, subsanan en parte esos vacíos, esas ignorancias en nuestra comunicación y ponen en la perspectiva inmediata la necesidad de corregir esos olvidos. Volver a crear sólidos lazos de fraternidad y de investigación mancomunada alrededor de la historia intelectual de América latina parece ser uno de los desafíos más inmediatos.  

Uno de los grandes logros de este evento es haber dejado los cimientos del próximo congreso que será en Buenos Aires, en 2014.  
 

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