Hoja suelta de opinión del profesor Gilberto Loaiza Cano. Licenciado en Filología, Master en Historia y Doctor en Sociología. Profesor titular del Departamento de Filosofía, Universidad del Valle. Premio Ciencias Sociales y Humanas, Fundación Alejandro Ángel Escobar, 2012. Línea de investigación: Historia intelectual de Colombia.

domingo, 4 de julio de 2021

Memoria de la peste

 

¿Nuevos liderazgos?

Pintado en la Pared No. 234.

Luego de más dos meses de protesta social iniciada con el paro convocado el 28 de abril, la pregunta que nos hacemos ahora es sobre el porvenir inmediato. Hubo protestas masivas en más de 700 municipios de Colombia y eso es un indicio de la magnitud de la participación de la gente. Algunos analistas consideran que luego de un cruento balance de víctimas de los excesos de fuerza de la policía y sus aliados paramilitares –especialmente en Cali- los logros son muy pocos; otros creen que se trata del prometedor despertar político de los jóvenes cuyos reclamos no hallan expresión ni en los sindicatos, ni en los partidos políticos y ni en los movimientos sociales tradicionales; otros más hacen destacan la microcósmica dispersión de las demandas que no encuentran un cauce genuino de representación política. Alguien lo dijo: en Colombia nadie representa a nadie y esa es la principal tragedia de la movilización política y social; pero puede ser, agrego yo, el punto de partida para lo que debería esbozarse en el futuro próximo.

El logro más concreto del paro iniciado el 28 de abril fue el retiro del proyecto de reforma tributaria y la despedida del ministro de Hacienda, aunque llegó a remplazarlo otro señor que cree en “la ortodoxia de los mercados” y en la necesidad de recuperar “la confianza de la inversión extranjera”. Eso quiere decir que no hay todavía un punto de quiebre en el modelo económico en que se empecinaron los gobiernos colombianos desde la década de 1990, modelo que es la principal causa de la desigualdad social y el descontento de la población pobre de Colombia.

Pero el otro logro, también muy concreto, y que no se reduce a un triunfo coyuntural, es la aparición en el espacio urbano del país de una juventud muy dispuesta a sacrificar su vida por cambios más radicales en la institucionalidad política. La incógnita es, ahora, si esos jóvenes lograrán consolidar una fuerza que arrastre cambios en la composición de las instituciones tradicionales de representación política; algunos de los grupos juveniles se inclinan por el desprecio de los mecanismos de la participación electoral y creen que los ejercicios de la democracia directa pueden ser más eficaces. A mi modo de ver, esa apreciación es errónea porque la aplicación de las fórmulas de la democracia directa es mucho más compleja y entraña un grado de movilización cotidiana muy difícil de sostener en el tiempo.

Ahora bien, esta protesta social es la antesala de las elecciones legislativas y presidenciales del año próximo. Quizás lo más sensato es poner a prueba la capacidad organizativa hasta ahora existente, la indignación acumulada para intentar hacer cambios profundos en la composición del Congreso de la república, de tal forma que pudiese garantizarse un conjunto de reformas que lleven al país por la senda de la paz y la justicia social. Reformar el mismo Congreso para volverlo más austero y cercano a la ciudadanía; reformar la policía nacional que, en este paro, demostró ser una especie de banda criminal al servicio de la clase política; reformar el sistema de salud pública aplicando el principio de cobertura integral garantizada por el Estado. Para decirlo en breve, el país necesita nuevos liderazgos que garanticen un viraje sustancial en el modelo socio-económico.

Sin embargo, estamos en una zona de incertidumbre en que no sabemos si asomara en el horizonte inmediato ese nuevo liderazgo que mande al carajo a la clase política (de izquierda y de derecha). Los días venideros son cruciales para saber hacia dónde vamos; para saber si tanta muerte violenta, tanta violación de derechos humanos y tanta verborragia conduce a cambios radicales en la dirección política del país.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores